En vida pagamos 4 veces impuestos y 1 muertos.

Conocemos la tumoral estructura administrativa del Estado en España : Gobierno de la Nación; Comunidades Autónomas; Diputaciones Provinciales; Cabildos Insulares; Mancomunidades; Ayuntamientos; Pedanías; Juntas Vecinales. Les parece poco…? no importa, tenemos más: Renfe; Adif; Aena; Puertos del Estado; Televisiones … además de ese INI Autonómico con 1.875 empresas públicas, cuya estructura tiene adherida una nómina de 3.100.000 empleados públicos.

Podemos continuar con la nómina depredadora del dinero de los contribuyentes añadiendo los abundantes profesionales de la subvención que pastorean esta vieja piel de toro : CEOE; UGT; CC.OO; Partidos Políticos; Organizaciones Ecologistas; Kulturetas y todos aquellos meapilas del buenísmo que se nos pueda ocurrir.

Para mantener esta elefantiásica estructura, los contribuyentes, los que están en la economía productiva soportan una presión fiscal que en contra de los reflejado en la Constitución alcanza niveles confiscatorios.

Un contribuyente español paga impuestos, en primer lugar por ganar dinero, aquello de Hacienda somos todos y tal … en este caso por ganar dinero nos esperan los sartenazos del IRPF.

No conforme el Estado con quitarnos nuestro dinero por el hecho de ganarlo, nos lo quita también por gastarlo, aplicándonos el IVA o los impuestos indirectos a cualquier cosa que compremos.

Si como sujetos libérrimos en nuestras decisiones pensamos que en lugar de gastar nuestro dinero es mejor conservarlo con algún tipo de inversión, ahí aparece el Estado para arrebatarnos otra vez el producto de nuestro esfuerzo, ya sea a través del IBI o del Impuesto sobre el Patrimonio.

Al Estado que no tiene suficiente con quitarnos nuestro dinero por ganarlo, por gastarlo o por conservarlo, también nos lo arrebata por vivir, si, simplemente por vivir, aplicándonos todo tipo de tasas y precios públicos por cada paso que demos en donde sea obligatorio el más mínimo trámite oficial.

Por si no fuera suficiente, la crueldad del Estado, su ensañamiento con el contribuyente se pone de manifiesto hasta cuando muere, que entonces le someterá al impuesto de sucesiones.

Ante esta situación, ante esta crueldad enseguida aparecen los meapilas del buenísmo prostituyendo términos como solidaridad, para hablar de servicios sociales, de sanidad o educación, pero sin contar la terrible realidad, en la que a cada contribuyente le quitan 70 de cada 100 € que gana con su trabajo y lo peor de todo, lo que se niegan a admitir, es que de esos 70 de cada 100 € que nos quitan, para la sanidad, la educación y los servicios sociales únicamente se dedican 29 €, por qué los otros 41 € son para mantener el inmenso enredo del que viven unos a cuenta de otros, convirtiendo los unos a los otros de facto en esclavos del Estado.

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