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El papel del profesor en el proceso de aprendizaje de sus alumnos

Uno de los temas de más candente actualidad en el ámbito educativo se focaliza en la labor y el papel que debe desempeñar el profesor en la escuela del siglo XXI, en la era de Internet y de las nuevas tecnologías de la información y de las comunicaciones (TIC)

Independientemente de que mis reflexiones pueden ser extensibles a cualquier otra comunidad educativa mis aportaciones, en esta entrada, recopilan el espíritu de Decroly en materia de innovación educativa y sus planteamientos estratégicos presentes y futuros en relación con su constante y asumida renovación pedagógica. El cambio metodológico permanente orientado a la mejora continua; a la calidad acreditable de resultados; al desarrollo personal, emocional y social del alumnado; a la implementación de las múltiples inteligencias individuales de cada estudiante; al impulso de actuaciones que posicionen a cada alumno en el eje de todas la actuaciones en el aula para crear una atmósfera de trabajo colaborativo se encuentra presente en el carácter propio de Decroly y en todas las manifestaciones educativas que lo justifican.

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Desde la creación de Decroly en 1978 hasta el día de hoy la sociedad ha experimentado, posiblemente en progresión geométrica, más cambios que en los doscientos años precedentes… ¡o más! Por eso, en un relativamente pequeño espacio de tiempo, muchos de los profesionales que trabajamos en Decroly hemos sido testigos de excepción de los avances más contundentes de la historia de la humanidad, gracias a la eclosión y al impacto de internet y de todas las tecnologías asociadas -redes sociales, sistemas de mensajería,…- que han conformado un nuevo estilo de vida, tanto en el ámbito profesional y empresarial como en el estrictamente personal de los ciudadanos. La socialización del acceso a las TIC –abierto y gratuito en la mayor parte de los casos-, ha conformado un perfil de personas hasta ahora impensable. Los alumnos que pueblan nuestras aulas, nacidos en estos tiempos, en la época digital, se caracterizan por esta distinción, un rasgo que les diferencia de aquellos que nacimos en la era analógica.

Si partimos de esa premisa como cierta y valida parece conveniente formularse algunas preguntas. ¿Hemos asumido el conjunto de los profesionales docentes esa nueva realidad que ha cambiado el entorno psicosocial de nuestro alumnado? ¿Han adoptado los centros las decisiones pertinentes para facilitar la transición del profesorado hacia posiciones profesionales que integren las respetables expectativas de todos los actores del sistema?

Si las redes sociales y los servicios de mensajería, por ejemplo, han sido determinantes a la hora de orientar el sentido del 2 alumnosfpbasicaactividadextraescolarvoto de los ciudadanos con eslóganes como “yes, we can” en los Estados Unidos de América y, más recientemente, en España, en la visualización y consolidación de una fuerza sociopolítica que se ha convertido en una opción llamada a influir en nuestro país de forma concluyente, ¿Hemos sido capaces los profesionales docentes de incorporarnos a esa corriente que representan las TIC en nuestras vidas que, cual tsunami, se expande por todos los rincones de nuestra actividad educativa? Respondamos individualmente esta cuestión y, tal vez encontraremos un motivo para una seria meditación y… ¡que cada palo aguante su vela!

Antes de reflexionar sobre la realidad decroliana me voy a permitir realizar unas consideraciones de carácter general. La verdad es que como alternativa siquiera parcial a la enseñanza tradicional, basada en una organización vertical del aula, con un maestro que realiza maravillosamente bien su labor de enseñar, ”como toda la vida”, con la ayuda de la tiza blanca y de la verde pizarra, en su caso, mientras que sus alumnos le observan al tiempo que su mente se encuentra navegando por los mares de Tuenti, WhatsApp u otras redes sociales o servicios de mensajería, muchos maestros y profesores han apostado por otro patrón educativo que estimula la motivación y la creatividad, más horizontal y colaborativo, que provoca el aprendizaje de una manera más acorde con los esquemas de otros aprendizajes informales, provocando interés e ilusión por aprender. Este nuevo modelo sitúa el papel de formarse del alumnado por delante del rol de enseñar del profesorado sustituyendo pasividad por actividad; indiferencia por implicación y compromiso por lograr sus propias expectativas, por satisfacer sus eventuales ilusiones.

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El concepto de enseñanza, en su significado tradicional convencional, ha experimentado cambios de muy diverso calado como consecuencia del impacto de las TIC en todas las facetas de la vida de las personas. Aun así, un minoritario reducto de profesionales docentes mantiene una resistencia numantina como consecuencia del impacto de factores varios que les alejan de la adaptación inaplazable a los tiempos que soplan hoy en día y a los perfiles de las nuevas generaciones de alumnos. Es un clamor encontrar la solución a esta más que evidente realidad. Ante todo, estos profesionales necesitan apoyo formativo, entre otras cosas. Ahora bien, proporcionar los medios oportunos no exime de la obligación moral que a todo profesional se le supone de actualizar las competencias para su desarrollo profesional. Acuñemos como propia la expresión ¡querer es poder! El tiempo se acaba. Los escolares de Cantabria y España no pueden estar sometidos a las consecuencias que se derivan de la incompetencia indefendible de ese reducido número de profesionales.

Bajo mi punto de vista parece inaceptable mantener una actuación formativa basada en “café para todos”; en contenidos iguales y homogéneos para los alumnos, que aprenden lo mismo a la vez, independientemente de sus circunstancias, motivado por una excesiva burocratización y rigidez de los planteamientos pedagógicos del profesorado amparado en una legislación educativa más o menos asumida. La autonomía de los centros y la libertad de cátedra del profesorado debieran remediar, cuando menos parcialmente, esta desmotivadora realidad.

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En Decroly hace muchos años que hemos iniciado nuestra singular andadura. Creemos en el cambio y en la mejora continua, no en vano hemos asumido distintos procesos de evaluación externa tales como los realizados bajo el formato EFQM o ISO 9001 2008. Para ello, naturalmente, diseñamos anualmente un plan de formación permanente del profesorado a propuesta de todos los departamentos, como una actividad inherente a nuestra misión como docentes empeñados con la calidad, la innovación, el emprendimiento y el cambio para mejorar.

Decroly se ha comprometido, en cierto modo, con un entorno interactivo en el que los alumnos asumen un papel esencial de trabajo cooperativo con sus profesores y entre sí y donde los docentes asumen una tarea más de facilitador que de enseñante. Por otro lado afrontamos la innovación permanente como una de las señas de identidad más evidenciables y difundidas (movilidad europea de alumnos y profesores; bilingüismo; FP Dual; FP a distancia; FP para el Empleo;…).

Independientemente de que existen opiniones para todos los gustos, los profesionales docentes de Decroly se han inclinado por sustituir, al menos parcialmente, las convencionales clases magistrales por actividades colaborativas que fomenten la creatividad, la investigación, el aprender a hacer, el trabajo en equipo, la elaboración de proyectos y mejorar otras habilidades y competencias de sus alumnos, como hablar en público, fortalecer su espíritu crítico,… El verdadero valor añadido del profesor reside en su capacidad para empatizar, relacionar, priorizar, interpretar y, en su caso, expresar su conocimiento, además de guiar y motivar a cada uno de sus alumnos, aplicando criterios pedagógicos personalizados, vitalistas, como si de un coach-entrenador-facilitador se tratara.

Ahora bien, nunca llueve a gusto de todos. A pesar de la asunción generalizada del ideario decroliano por la inmensa mayoría del alumnado, algunas reacciones minoritarias distorsionan la cotidiana actividad orientada a fortalecer las decisiones adoptadas a la hora de consolidar la cultura corporativa decroliana y de afianzar y reforzar nuestro proyecto educativo personalizado. Ante esta realidad, a los alumnos disconformes o insatisfechos solo les caben dos posturas: la integración en el proyecto mediante la aceptación del carácter propio de Decroly y de las estrategias establecidas por el centro o la búsqueda alternativa de otras opciones formativas más acordes con sus intereses y expectativas.

 

Creatividad, innovación, emprendimiento,… ¡cambio!

¡Que bellas palabras en boca de los profesionales docentes! Hoy más que nunca, cuando la intolerancia y acritud de un sector importante de la sociedad focaliza sus diatribas en el ámbito educativo, yo me siento con más fuerza que nunca para reivindicar el compromiso, la implicación y el esfuerzo profesional de los profesores para centrarse en la figura de los alumnos, obviando la interminable retahíla de quejas, acusaciones e improperios de quienes debieran ser el espejo en el que nos miráramos todos cuantos ejercemos esta apasionante profesión

Sí, es cierto, las evidencias de quebranto social son apabullantes. Vivimos en  unos momentos en los que los cimientos del sistema parecen desquebrajarse por doquier. Solo tenemos que leer, escuchar y ver los innumerables inputs que los medios de comunicación ponen a nuestro alcance a diario para comprender la gravedad de una época donde la crisis de valores se afianza, fortalecida por coyunturales momentos de una situación socioeconómica que nos abruma. Si a ello unimos el shock emocional que nos produce el comportamiento de un importante número de sinvergüenzas que copan los puestos de mayor responsabilidad y relevancia a nivel político, sindical o empresarial, el desánimo cunde fácilmente entre la ciudadanía. Por esa razón, no es fácil mantener una compostura serena y sosegada cuando un día sí y otro también la realidad social golpea nuestra inteligencia con un goteo de sinrazón interminable.

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Pero yo me siento un profesional de la educación y me esfuerzo por abstraerme de esa realidad que pone “palos a la rueda” cada día con pronunciamientos como… ¡y tú más! Me refiero al acoso y derribo permanente, provocado por un relevante número de representantes de los partidos políticos y de los agentes económicos y sociales, que centran sus cotidianos esfuerzos en desprestigiar la Ley Orgánica 8/2013, de 9 de diciembre, para la mejora de la calidad educativa (LOMCE). Yo me pregunto si esos doctos adalides de la libertad y de la democracia han leído y analizado la Ley o simplemente han encontrado un instrumento para mostrar su déficit democrático mediante un ataque desproporcionado a una norma promulgada por un Gobierno legítimo, conformado gracias a la mayoría absoluta obtenida por el partido político que le sustenta.

Pero, una vez desahogado, me interesa reflexionar sobre la cotidianeidad de miles y miles de maestros y profesores que aportan su mejor saber hacer a los alumnos en cada centro. Día a día, esos abnegados profesionales afrontan una realidad, la que representan todos y cada uno de sus alumnos en aquellas aulas en que les toca ejercer esta excitante profesión. Sí, reitero, excitante y emocionante, al menos para quienes nos sentimos comprometidos vocacionalmente con el sistema y, muy particularmente, con cada alumno que puebla las aulas en las que prestamos nuestro quehacer docente.

En Decroly apostamos por la calidad. Por ello, no desperdiciamos nuestro valioso tiempo en maldecir las posibles deficiencias destacado 1 decrolypromuevede la normativa legal en vigor. Más bien, por el contrario, conscientes de que toda norma puede ser mejorada, reformada y cambiada por quien tenga la capacidad para ello –el Gobierno legítimamente constituido, sea de uno u otro signo o color- apoyamos la legalidad vigente, aunque no siempre nos sentimos reflejados en la norma. Por ese motivo, en Decroly nos centramos en algunos aspectos clave de nuestra función docente. Quizá, por intentar ser muy concreto, el título de este post creatividad, innovación, emprendimiento,… ¡cambio! encierra alguna de las apuestas e iniciativas más significativas que forman parte de la idiosincrasia de este centro. Cambio,… para mejorar; cambio mediante actuaciones creativas e innovadoras que estimulen el talento y las múltiples inteligencias del alumnado, independientemente del grado en que se encuentren matriculados.

La creatividad e innovación constantes son el santo y seña de Decroly. Esa cultura corporativa alimentada curso a curso con actuaciones novedosas es “marca de la casa” que diría un castizo. La formación permanente del profesorado ha sido una de las claves esenciales favorecedoras de ese espíritu creativo e innovador arraigado en este centro de formación profesional, pionero en innumerables actuaciones.

En Decroly invertimos en las personas, en los alumnos, pero también en los profesores y en el conjunto de su comunidad educativa. El trabajo cooperativo del profesorado representa un elemento de cohesión y fortaleza profesional que incide positivamente en el adecuado progreso del alumnado. Somos conscientes que esta sociedad, que evoluciona a un ritmo vertiginoso, exige que el sistema educativo lidere los cambios socioeconómicos que se producen sin pausa alguna.

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Decroly lo tiene claro. Asumimos con naturalidad nuestra responsabilidad compartida para facilitar a los jóvenes de Cantabria, particularmente, y de cuantos otros procedentes de allende nuestras fronteras pueblan las aulas del centro, la educación y formación precisa en clave de competencias personales, profesionales y sociales. De esta manera, esos estudiantes transitarán por la senda del desarrollo humano y científico-profesional que les ayude a integrarse en la sociedad global, multicultural, plurilingüista, sin fronteras.

La creatividad e innovación que recorre las venas de los profesionales decrolianos, y que transmitimos con vehemencia a nuestro alumnado, ha permitido introducir en nuestra práctica docente nuevos elementos. Esos cambios, siempre que así lo consideraron los profesores, que ponen el foco en una educación y formación vitalistas, fueron apoyados por metodologías activas y participativas sustentadas en axiomas de los más prestigiosos pedagogos contemporáneos. También, ¿cómo no? Decroly ha apostado siempre por un proceso de evaluación interna y externa que ha permitido reflexionar y madurar todas las actuaciones que orientan una respuesta a las expectativas el alumnado; a las necesidades del mundo productivo y a la puesta a punto para afrontar los retos de futuro.

En Decroly hemos consolidado y fortalecido en los últimos años la cultura del emprendimiento. Así lo demuestra su participación en las acciones de fomento del espíritu emprendedor en la Formación Profesional Inicial o en el Concurso de Proyectos destacado 3 solamentyelosdocentesde la FP Inicial a instancia de la dirección general de FP y Educación Permanente. Fruto de esa concurrencia ha sido el reconocimiento a nuestros alumnos y profesores con distintos premios en los últimos años o el reciente reconocimiento a nuestro centro como centro emprendedor del año que tuve la alegría de anunciar en el blog del centro en Decroly, Centro emprendedor del año, publicado en mi crónica del pasado 24 de octubre.

En fin, la creatividad, innovación, emprendimiento,… ¡cambio! no es patrimonio de una u otra ley de educación. Las leyes educativas aportan solamente el marco en el que nos desenvolvemos los profesionales docentes. No conozco normativa legal alguna que imprima carácter por sí misma. Las leyes educativas y otras afines no proporcionan la varita mágica para transformar la acción docente, para introducir cambios en el aula de mejora continua.

La pieza esencial del sistema educativo, de un centro de enseñanza, es el profesorado. Solamente los profesionales docentes tienen la capacidad y la autonomía para cambiar positivamente la educación y formación. Son los profesores quienes atienden a la diversidad de los alumnos mediante actuaciones personalizadas, acordes con su realidad personal, familiar y social; son los profesores quienes abordan la singularidad de sus alumnos y sus diferencias con un tratamiento pedagógico alejado del “café para todos”; en suma, las aportaciones del equipo directivo, de la inspección técnica, de las leyes educativas pueden influir de una u otra manera en los resultados, promoviendo y abrigando esos valores citados de creatividad, innovación, emprendimiento,… ¡cambio! y otros afines. Pero reitero, la pieza clave del puzle educativo es el profesorado.

 

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